Friburgo ( Alemania )
La cuidad más
Mediterránea de Alemania.
Es esta cuidad sureña de
Alemania brilla más el sol que
en cualquier otra del país. Y lo que también es seguro es que en Friburgo se
vive muy bien, por lo que una visita a esta ciudad siempre resulta una
gratificante experiencia. No sólo por la hospitalidad y simpatía de sus
habitantes, sino porque posee un amplio catálogo de interesantes estímulos que
se adaptan al gusto de todo viajero. Desde la propia atmósfera que se respira
en las calles, cafés, tabernas, y terrazas al sol del siempre animado casco
antiguo, hasta la monumentalidad de sus innumerables lugares de interés
histórico y cultural de toda la ciudad.
Plazas que no hay que perderse, aunque sí, perderse en ellas.
La catedral, con su torre gótica de 116 metros de altura, domina la plaza a la que da nombre.
Es la plaza más grande del centro, allí se
celebra todos los días, excepto los domingos, el mercado semanal, en la parte
norte el Bauernmarkt (mercado de los campesinos) y en el sur el Händlermarkt
(mercado de los comerciantes). Llama fuertemente la atención el edificio
histórico de grandes almacenes de 1532, con su fachada en color rojo oscuro y
las torrecillas de las esquinas pintadas de colores, así como la Haus Zum Schönen Eck, de 1761,
que hoy alberga el Museo de la
Historia de la
Ciudad , y la
Alte Wache , hoy la
Casa del vino de Baden, una buena ocasión para disfrutar de
una copa de vino blanco Weisburgunder.
plaza del Ayuntamiento
Fiestas y festivales non - stop
Todas estas atractivas plazas son el escenario de gran
número de fiestas y festivales que se celebran a lo largo de todo el año.
Difícil es que el viajero no coincida con algunos de estos eventos: la Fiesta del Vino, La Noche del Lago, el Carnaval,
las Verbenas, El Festival de Música, las Ferias, las Semanas de cine al aire
libre, el extenso programa cultural del verano o el Mercadillo Navideño de
invierno. ¿Y museos? Por si fuera poco, los parques y zonas verdes de Friburgo,
con sus lagos, dentro de la ciudad y en sus alrededores, conforman un
combinado urbe-naturaleza que hay que verlo para disfrutarlo.
Visítala y no olvides subir con funicular al monte Hausberg y
almorzar en su típico restaurante. Desde allí se domina una maravillosa
panorámica de Friburgo.
Toda una emotiva experiencia.





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