Esta
estatua, elaborada en
bronce por Ricardo Bellver en 1877,
fue construida en principio para la Exposición Nacional de Bellas
Artes, celebrada en Madrid, ganando la Medalla de Primera Clase.
Posteriormente
se decidió enviarla a París,
con motivo de la Exposición
Universal de 1878.
Al acabar se trasladó al Museo del Prado hasta que se sugirió
colocarla al aire libre. El
duque Fernán Núñez donó una considerable suma de dinero (11.000
duros – unos 330€ de ahora aproximadamente) para asegurarse de
que la estatua se colocaría.
La
pueden encontrar si acceden al parque por la Puerta del Ángel Caído,
en la Avenida Alfonso XII, y es una de las pocas del mundo dedicada
en exclusiva a Lucifer. En ella vemos al mismísimo diablo,
desgarrado, en el momento de ser arrastrado por una serpiente de
siete cabezas hasta el infierno.
Suscitó
muchas polémicas, principalmente entre la comunidad más
conservadora que veía inconcebible colocar en un parque público una
estatua en honor del mismísimo Diablo. Uno de los secretos que
guarda es un clavo en el suelo desde el cual se han hecho pruebas
topográficas que han revelado que la altitud de la obra respecto al
nivel del mar es de 666 metros. Ha sido exorcizada por varios curas.
Aquí pueden ver un reportaje sobre la estatua realizado por Iker Jiménez:
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